En la salida Iván con su mochila repleta del material
supuestamente obligatorio (muchas de las cosas no necesarias o excesivas), que
ni siquiera revisan a nadie. Se sale rápido. Poniéndose Iván en los puestos
cabeceros. Y ya en el km 6 al paso por el primer punto de control ya iría
colocado en cabeza de carrera, en un grupo formado por unos 5-6 corredores.
Justo después de ese punto se tendrían que colocar en fila india ya que
discurriría el recorrido por un sendero muy estrecho y de subida de
aproximadamente 1’300 kms. Al finalizar dicho tramo llegarían tan solo otro
corredor e Iván y transitarían hasta el 2º puesto de control (km12-13) por una
pista que picaba ligeramente hacia arriba.
Pasado dicho punto la suerte no acompañaría a Iván y
un tropiezo haría perder la estela de su compañero de viaje y el buen ritmo que
portaban. Eso junto a la llegada posteriormente
a la zona de Ballibierna (zona más técnica de la prueba) con un enorme canchal
fue perdiendo posiciones y sufriría para llegar al collado de Ballibierna (3º
punto de control) donde se daría la vuelta para volver a hacer el camino de
retorno hasta el punto donde se había pasado el 1º punto de control.
Ya en la bajada y después del canchal, comenzaría de nuevo la zona donde
Iván podría correr y notaría que las plantas de los pies estarían doloridas.
Esto haría que tuviera que controlar la velocidad y el impacto muy fuerte.
Ya en el que coincidiría ser el 2º y 4º punto de control, pararía en un
riachuelo a rellenar los bidones de agua, donde se juntaría con dos atletas más
(uno de ellos Daniel Torrijo) con los que comenzaría a bajar por una pista
amplia que ya habrían hecho de subida, pero que ya en compañía el dolor sería
más llevadero.
Pasan los kms y llegan al punto de control 5º que coincidiría se tomaría un
respiro para animar a unirse a ellos a otro amigo (Carlos Sarraseca) que no
estaría en un buen momento y con intención de retirarse de la prueba. Pero
después de animarle a hidratarse y comer se pusieron en marcha, junto a dos
atletas más.
Así los cinco runners que completan en ese momento el grupo se disponen a
sumar kms con dirección al siguiente punto de control, en los baños. Allí el
grupo se reduce y ya solo quedarían Torrijo y Ramírez que se disponen a
discurrir entre este punto y el siguiente punto de control situado en el “Vado”
de los llanos del hospital. Sitio para rellenar de líquido los botellines de
nuevo y un alegre encuentro con Vicky, que les haría alguna foto y le daría
animo a seguir aunque el dolor de los pies es para el casi insoportable.
Con ese aliento nuevo ya solo tienen en la mente el siguiente punto de control
(puerto de la picada), que será otro duro escollo junto al de Ballibierna, algo
más asequible que este último pero con unos 38 kms ya en las “patas”.
Transcurridos 3 kms desde el “Vado” los pies le dijeron basta y por dos
veces intento proseguir en el zigzagueo anterior a la Picada. Parando y
prosiguiendo varios giros. El viento y el frío hicieron que por fin se diera
por vencido y se diera vuelta caminando medio cojo hasta el “Vado” para
retirarse.
Así que se puso punto y final a esta prueba, curar heridas físicas y
morales de camino a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario